Capítulo 8

Me despierto tranquilamente, sin prisa. Son las 8 de la mañana y antes de desayunar quiero hablar con Padre, sobre cómo está la ciudad.

Me pongo el vestido, pues como hoy vamos a entrenar magia, no tengo por qué llevar el traje de combate. El vestido es uno de los que más uso, porque es el que más me gusta.

Tiene el escote en uve pero sin llegar a enseñar demasiado, ajustado en la cadera y lo demás de vuelo. De un tono verde un poco más oscuro que mis ojos, para que destaquen más. Me cepillo tranquilamente el pelo, sin prisa…

-Hola padre-digo formalmente al entrar a su despacho.

-Podéis retiraros-dice refiriéndose a los guardias que se encuentran en el interior. Una vez se van empiezo a hablar.

-Padre, Melie es maligna, más de lo que era en antaño, y esa aura maligna ahora la posee también la ciudad…según me han contado los soldados que vinieron con nosotros, Melie hizo que el aura de la ciudad fuera así para que los seres de los bosques fueran más agresivos y ataquen a la gente. Muchos aldeanos han muerto a causa de ellos. Por ejemplo, a la ida nos atacó un Hulack a Carol, Arturo y a mí, al que matamos sin problemas, pero lo extraño es que al venir hacia aquí, cuatro Hulacks nos atacaron ¡coordinadamente! No me extraño por la agresividad, pero sí porque atacaran todos juntos, me resultó muy extraño-digo seriamente.

-Bueno Kya, todos los seres deben de hacer todo lo posible para sobrevivir, y si empiezan a juntarse en manadas cada vez más grandes…quizás debamos hacer algo-responde pensativo-pero la barrera mágica estaba igual que antes ¿no?-pregunta.

-Claro, pero debiste avisarme que al abrirla se gastaba tanta energía mágica-le miro acusándolo.

-Bueno, no gasta mucha, hija-dice mirándome preocupado.

-Extraño…por lo menos gastó la mitad de mi poder mágico-digo pensativa.

-Quizá va siendo hora de que recibas mis poderes-dice seriamente.

-No padre, eso ni lo pienses-digo firmemente.

-No tengo que morir para cedértelos, esa es la última opción una vez es inevitable-dice mirándome.

-Lo se…cuando madre me pasó parte de sus poderes-digo amargamente.

-Sí, pero por un conjuro te puedo pasar todo mi poder mágico y no moriría-dice mirándome.

-Ya, pero con la guerra que se avecina, no pienso que te quedes sin tus poderes-le digo preocupada.

-Por eso mismo te quiero ceder mis poderes, porque la guerra se avecina, hija.

-Está bien…pero antes debo entrenar con lo poco que tengo, para poder fortalecerme-le digo firmemente, él suspira y me dice:

-Está bien cabezota-dice riéndose y al pasar por mi  me da una pequeña torta en la cabeza- y ahora, ¿vienes a desayunar?

-Claro-digo sonriendo y nos encaminamos al comedor.

Cuando llegamos padre se sienta en la mesa, presidiéndola, pero yo me siento al lado de Carol, con Arturo, Brian y Eric.

-Os habéis organizado aquí muy bien-dice Eric mirándome impresionado.

-Bueno, después de cinco años hemos tenido tiempo suficiente para arreglarlo-respondo.

-Mm bueno sí-dice riéndose sin saber que decir.

-Carol, en cuanto acabemos ya sabes ¿eh?-le digo sonriendo.

-Claro, es imposible que se me olvide-me responde.

-Ui, yo no quiero entrenar magia-se queja Arturo, lo que nos arranca una carcajada a todos.

-A mí se me da muy bien la magia, os puedo ayudar-dice Eric- Brian es mejor atacando físicamente y todo eso.

-Igual que Kya-dice riéndose Carol.

-Bueno, ya está cotillas-dice Brian riéndose.

-Venga, vamos a entrenar ya-digo levantándome.

-Pero no he acabado todavía-se queja Carol riéndose.

-Pues no haber hablado tanto-digo riéndome de la cara que pone, y voy andando sola hacia la sala de prácticas mágicas- Ven cuando acabes, no hay prisa, tranquila.

Eric se queda también comiendo todavía y se viene conmigo Brian y Arturo.

-A sí que tú también eres mejor atacar físicamente ¿no?-digo riéndome- un día de estos te reto.

-Hecho-dice riéndose Brian.

-Uf, te ganará, aquel día que nos capturasteis la pillaste porque estaba agotada de usar la magia con la muralla, que si no…-digo Arturo riéndose.

-Cierto-lo confirmo sonriendo.

-Bueno, eso ya se verá-dice Brian retándome.

-Hoy no, otro día, hoy toca magia-respondo riéndome.

-Bueno, vaale-confirma.

Llegamos y nos ponemos a practicar, primero conjuros sencillos, como el de crear un pequeño tornado, levantar polvo a la cara del contrario, Marcos tragó un poco demasiado la verdad. Luego fuimos subiendo el nivel, una pequeña fuente de luz, un pequeño fuego, para alumbrar.

Después poder lanzar el fuego, utilizar la humedad del aire para apagar una bola de fuego, lanzar una bola de hielo…y cosas por el estilo.

Por fin llega Carol.

-Ya era hora-digo riéndome mientras paro una pequeña bola de hielo que Marcos me había lanzado aprovechando que estaba distraída.

-Oye ¿cómo la paraste?-dice mirándome impresionado.

-Es parte de otro conjuro-digo completándolo, lo que hace es parar el otro conjuro y mandarlo con el doble de potencia. Y claro está, le da de lleno en el pecho.

-Joder, eso no lo esperaba-dice riéndose mientras se frota la zona dolorida.

-No haber usado juego sucio, anda que atacarme cuando estoy hablando-digo negando con la cabeza, con una sonrisa en la cara.

-Bueno, ese conjuro ha estado genial Kya, no sabía que lo conocías-dice Carol mirándome.

-Oye, que tampoco soy tan mala en la magia, soy normalita-digo haciendo una mueca.

-Bueno, dejémoslo-dice riéndose Carol- Arturo- él hace una mueca al hablarle ella, pues sabe lo que se avecina- ¿has ensayado el conjuro de ilusión?

-No-responde haciendo una mueca.

-Pues manos a la obra-dice Carol acercándose a Arturo y comentándole como se hace.

-Bueno, ¿seguimos?-le reto a Brian.

-Claro, princesita-dice haciendo el amago de una sonrisa y crea una pequeña bola de agua, pero es un agua extraña, un conjuro que me suena mucho…aunque no estoy muy segura de qué…

Él se ríe al ver mi cara y me explica, pero no estoy muy atenta a eso, sigo dándole vueltas a lo de que creo que ese conjuro lo he visto…

-Es agua electrificada-

-Um, eso es nuevo-digo riéndome, de repente me lanza la bola, intento pararla pero no me sale ningún conjuro, finalmente uso mi último recurso,  escudo defensivo. Lo utilizo y la bola se estrella contra él, electrificándolo y el escudo se rompe.

-Un escudo, interesante, ¿no sabías cómo pararla? Un buen recurso utilizarlo-dice Brian.

-Kya, puedes pararlo congelando el agua-comenta Carol desde la otra punta de la sala.

-Gracias-le digo, mientras creo una bola como la que él hizo, me quedo un poco sorprendida de que me sale…pensaba que no lo conocía…

-A la, ¿ya sabes hacerla?-dice molesto él, pero, molesto ¿por qué?